Milán siempre ha tenido la fama de ser la “hermana fea” de las grandes ciudades italianas. Mucha gente la omite en su ruta por el país alegando que no tiene nada en comparación con Florencia, Venecia o Roma y, aunque es cierto que quizá es la menos espectacular de todas, creo que es un destino que hay que visitar al menos una vez en la vida.
Aunque sólo sea por ver la inmensidad del Duomo, tomar el aperitivo en la zona de Navigli y pasear por sus calles con tranvías merece la pena visitar la capital de Lombardía.
Además, es una ciudad perfecta para visitar en un fin de semana, ya que lo imprescindible de la ciudad se puede ver en 2 días.
¿Te animas a conocer Milán?
DÍA 1 EN MILÁN
Aunque hayas llegado a Milán el viernes por la noche, te dará tiempo de ver lo imprescindible entre el sábado y el domingo. Eso sí, espero que la noche del viernes te hayas acercado a ver el Duomo de noche, aunque hoy vayas a descubrir cómo es por la mañana…
Duomo
Un buen punto para empezar la visita a la ciudad es la Catedral, una de las iglesias católicas más grandes del mundo, construida en estilo gótico y con capacidad hasta 40.000 personas.
Es el monumento más representativo de la ciudad y te aseguro que es espectacular, por ello es una de las catedrales más bonitas de toda Italia (aunque yo siempre tendré predilección por Santa María dei Fiori de Florencia). Te recomiendo que des una vuelta y rodees todo el edificio, si la fachada es espectacular, la zona de la cabecera no se queda corta…
Hay varios precios dependiendo de si sólo se quiere entrar a la catedral y el museo, si se quiere visitar el área arqueológica o si se quiere subir a las terrazas, algo muy recomendable, a pesar de que en mi caso no lo pude hacer, ya que mi viaje a la ciudad coincidió con la gran ola de frío y nieve que hubo en Europa en marzo y la parte superior de la terraza estaba terraza por nieve…
Aun así, pudimos subir a una parte (más baja) y nos encantó observar la ciudad desde lo alto paseando entre arbotantes y contrafuertes.
Puedes comprar las entradas con antelación en la propia página del Duomo o bien comprarlas directamente allí. Mirando la fachada principal de la catedral, en la calle de la derecha está el Museo del Duomo, donde se venden las entradas para la catedral, tanto en persona como en las máquinas que hay para ello.

Galería Vittorio Emanuele II
Una vez que salimos del Duomo, nos dirigimos a la derecha, donde encontramos un edificio con varias galerías con bóvedas acristaladas y tiendas de lujo en la planta baja; es la Galleria Vittorio Emanuele II, que conecta la Piazza del Duomo con la Piazza della Scala.
Ya que lo de comprar en cualquiera de las tiendas de la galería es prohibitivo, al menos nos queda la opción de pasear por su interior y resguardarnos un poco del frío o del calor…
Ah, y no olvides seguir la tradición que dice que da buena suerte pisar con el talón los genitales del toro hecho con mosaico que se encuentra en el cruce de las galerías y dar 3 vueltas. No sé si funcionará, pero te aseguro que no son pocos los turistas que verás haciendo cola para ello…

Teatro alla Scala
Atravesando la Galleria Vittorio Emanuele II llegamos al Teatro alla Scala, el teatro de ópera más grande del mundo y donde se han estrenado algunas de las principales óperas de Giuseppe Verdi, Gaetano Donizetti o Giacomo Puccini.
Aparte de ofrecer espectáculos de ópera, se pueden visitar tanto el teatro como el museo, que incluye una colección de pinturas, bustos, trajes y otros elementos relacionados con el mundo de la ópera. Abre todos los días y el precio de la entrada es de 7€ para adultos.
¿Empiezas a tener un poco de hambre?, ¿qué tal una parada en Luini? Si no te apetece sentarte a comer en serio, Luini es el sitio ideal para probar los famosos Panzerotti, una especie de empanadilla rellena con varios ingredientes (la receta original llevaba tomate y mozzarella). Aunque son típicos del sur de Italia, se hicieron famosos en Milán.
Castello Sforzesco
Después de la parada de rigor para reponer fuerzas, podemos volver ligeramente sobre nuestros pasos para llegar hasta Vía Cordusio, una plaza ovalada que se encuentra entre la Piazza del Duomo y el Castello Sforzesco.
Este castillo fue residencia de la familia Visconti hasta que Francesco I Sforza amplió la construcción en el siglo XV, tras ser nombrado Duque de Milán, para convertirlo en su residencia. En la actualidad alberga museos de arqueología y arte antiguo, una pinacoteca con obras de Canaletto, Tiepolo o Tintoretto, y otras colecciones artísticas, así como la Piedad Rondanini, considerada la última obra esculpida de Miguel Ángel.
Su torre central fue diseñada por el arquitecto y escultor Filarete y en su interior trabajaron artistas de la talla de Leonardo da Vinci o Bramante.
Si vas con poco tiempo y descartas visitar el castillo por dentro, no puedes desaprovechar la oportunidad de pasear por las zonas abiertas y por el Parque Sempione, que se encuentra justo detrás del castillo, y al final del cual se encuentra el Arco della Pace, un arco del triunfo que formaba parte de la Porta Sempione.

Barrio de los Navigli
¿Qué mejor que terminar el día disfrutando del típico aperitivo italiano? La zona de los Navigli se diseñó en el siglo XII como una red de canales artificiales que llevaban agua a la ciudad de Milán y que servían para transportar tanto personas como mercancías.
En el siglo XV, Leonardo da Vinci mejoró el sistema de canales e incluso conectó la ciudad con el Lago di Como, pero a finales del siglo XIV y principios del XX, con la llegada del transporte por tierra, todos los canales fueron tapados y sólo quedaron 2, Naviglio Grande y Naviglio Pavese.
Desde hace unos años, esta zona se ha puesto de moda para ir a tomar el aperitivo, que en Italia, a diferencia de España, se toma a partir de las 19.00 de la tarde, y en el que, con una consumición (cuyo precio suele estar entre 6-10€) tienes derecho a disfrutar de toda la comida que quieras!
Vayas donde vayas encontrarás locales que en verano sacan sus terrazas a la calle, y que están llenos de gente desde primera hora del aperitivo. Nosotras fuimos la primera noche al Rita & Cocktails y nos gustó tanto… que la siguiente noche repetimos.
Además, Navigli es el barrio perfecto para salir a cenar y a tomar algo por la noche durante los fines de semana, nosotras fuimos en plena ola de frío y prácticamente todos los bares estaban llenos.
Esta zona es perfecta para pasear por los dos canales que aún quedan en el barrio, Naviglio Grande (con muchos restaurantes y terrazas junto al canal, y donde se encuentra la Iglesia de San Cristóforo y el Callejón de las Lavanderas) y Naviglio Pavese (más pequeño, pero del mismo estilo).

DÍA 2 EN MILÁN
¿Qué tal volver a pasar por la Plaza del Duomo para empezar el día? Su ubicación hace que pille de paso prácticamente para ir a cualquier sitio de la ciudad, así que empezar aquí el segundo día en Milán es una buena manera de ubicarnos y prepararnos para nuestro segundo día de ruta.
Pinacoteca de Brera
No todo el mundo visita museos cuando viaja, pero yo, como historiadora del arte, es algo que no puedo dejar de hacer.
La Pinacoteca de Brera se encuentra a apenas 10 minutos caminando al norte del Duomo, y está ubicada en un palacio de los siglos XVI y XVII; sus obras tienen una temática principalmente religiosa, con cuadros de Tintoretto, Rafael o la obra cumbre de Andrea Mantegna, Lamentación sobre Cristo muerto.
La entrada al museo son 10€, aunque el primer domingo de cada mes se puede acceder gratis; eso sí, si optas por esto último, ve con tiempo porque se forman muchísimas colas para entrar. Si descartas visitar el museo por dentro, debes saber que la entrada al patio del palacio es gratis, y es muy bonito ver las arquerías que lo forman.

Santa María delle Grazie
Está un poco apartada de la Pinacoteca; si te gusta caminar son unos 40 minutos y se pasa por delante del Castello Sforzesco, pero si lo prefieres puedes coger el metro (aunque es sólo una parada) o moverte en Uber.
Santa María delle Grazie es un conjunto de iglesia y convento del siglo XV, en cuyo refectorio se encuentra una de las obras más importantes de Leonardo da Vinci, La última cena. Fue mandada construir por la familia Sforza y desde 1980 está considerada Patrimonio de la Humanidad por la Unesco.
Parte de la pintura y del yeso de la obra de Leonardo se han desprendiendo a lo largo de las años. Tras muchos intentos de restauración y varios años a la intemperie debido a los bombardeos de la II Guerra Mundial (que destrozaron el techo de la iglesia), la obra ha sido restaurada recientemente y ha recuperado parte de su esplendor original.
Si quieres visitarla, ten en cuenta que hay que reservar con mucha antelación. Yo lo intenté reservar meses antes de mi viaje y fue imposible y, aunque decidimos acercarnos a la iglesia para ver si había suerte a última hora, nos quedamos sin poder visitarla.
Basílica de San Ambrosio
Está a unos 10-15 minutos caminando de Santa María delle Grazie y es la iglesia de la que los milaneses son más devotos (más que al Duomo), ya que está consagrada al patrón de la ciudad.
Originaria del siglo IV, fue reconstruida en el siglo XI dentro de un estilo nuevo que pasó a ser conocido como el Románico Lombardo y se convirtió en el modelo para todas las iglesias que se construyeron posteriormente en este estilo. Lo más característico de esta basílica es su fachada principal, que tiene un gran patio y dos torres construidas en ladrillo.
A estas alturas del domingo seguro que ya tienes que poner rumbo al aeropuerto para volver a casa… Espero que hayas volado a Bérgamo y hayas aprovechado para visitar la ciudad un día, ya que es totalmente recomendable y está muy poco explotada. Aunque seguro que antes de despedirte de la ciudad te apetece volver a pasar por el Duomo…

¿Sigues pensando que Milán es la “hermana fea” de las grandes ciudades italianas? Yo tengo claro que no es la más bonita, pero no me arrepiento en absoluto de haber pasado dos días en esta ciudad que, te puedo asegurar, es mucho más que el Duomo.
Gracias Luggage for Two por prestarme la foto de portada, que en mi viaje el tiempo no acompañó y por desgracia la ciudad estaba muy gris en invierno…
Milán era uno de los destinos que tenía pensados para este año, aunque a estas alturas del año todavía no ha sido posible, se le han ido colando otros viajes en medio. Pero tengo muchísimas ganas de ir ❤️ Ya sabes que Italia me fascina ?
Oh, espero que podáis ir pronto… Si encontráis un vuelo a Bérgamo no lo penséis, un día en Bérgamo y un día y medio en Milán son una escapada perfecta!! 🙂
Pasé por Milán un par de días también para visitar otras ciudades de Italia y me gustó pero me pareció una ciudad como muy industrial y seria. Para una breve estancia está muy bien 🙂