Si quieres saber todo lo que ver en Estambul, sigue leyendo. Como recomiendo en mi post sobre Consejos para viajar a Estambul, la antigua capital del Imperio Otomano necesita un mínimo de 4 o 5 días
Es una ciudad grande y tiene muchísimos atractivos turísticos. Yo sólo pude visitarla durante 3 días, y me quedé con ganas de conocer la parte asiática…
Aún así, si tienes la oportunidad de viajar a Estambul y sólo dispones de 3 días, no dejes de visitarla. Tendrás tiempo de conocer los imprescindibles y seguro que te deja con ganas de volver…

ALGUNOS DATOS SOBRE LA CIUDAD
Estambul es el centro histórico, cultural y económico de Turquía, así como la ciudad más poblada del país.
Una de las cosas más curiosas de esta ciudad es que está situada entre 2 continentes, con una parte en Europa y otra en Asia, y es una ciudad moderna, multicultural y con muchísimo ambiente nocturno.
Estambul se divide en tres zonas:
- En la parte occidental está la Zona europea antigua (al sur del Cuerno de Oro)
- Al norte de ésta se encuentra la Zona europea nueva (al norte del Cuerno de Oro)
- En la parte oriental se encuentra la zona asiática (al este del Estrecho del Bósforo)
En este post hablaré de qué ver en la zona europea antigua, donde se encuentran los principales monumentos de la ciudad, como Santa Sofía o la Mezquita Azul, y probablemente sea la zona en la que pases más tiempo durante tu visita…
QUÉ VER EN LA ZONA EUROPEA ANTIGUA DE ESTAMBUL
Crucero por el Bósforo

Hacer un crucero por el Bósforo es de las cosas que más me gustó de Estambul. Nosotros hicimos un crucero de 2 horas de duración hasta llegar a la parte asiática.
Además, en mi caso, que iba con poco tiempo y hubo algunas cosas que se tuvieron que quedar en el tintero, pude ver desde el barco la Mezquita de Ortaköy y el Palacio Dolmabahçe, a los que no pude entrar pero que al menos vi por fuera.
El puerto se encuentra en Eminönü y hay barcos de varios tipos, con distintos precios, por lo que lo ideal es buscar allí la mejor opción.
Santa Sofía

Es uno de los monumentos más representativos de Estambul, se encuentra en la Plaza de Sultanahmet, y su nombre, Santa Sofía o Aya Sofya, significa Divina Sabiduría. Fue construida en el siglo VI por los arquitectos Antemio de Tralles e Isidoro de Mileto, y por orden del emperador bizantino Justiniano I.
Desde su construcción, Santa Sofía ha sido basílica, catedral, mezquita, museo y, desde julio 2020, de nuevo mezquita.
Fue la mezquita principal de Estambul durante años y sirvió de modelo para muchas mezquitas de la ciudad, como la Mezquita Azul o la Mezquita de Suleimán. Está considerada como la obra cumbre de la arquitectura bizantina y fue la catedral más grande del mundo durante casi 1.000 años, hasta que se terminó la Catedral de Sevilla en el siglo XVI.
Su interior es espectacular, no sólo por su altura y su gran tamaño, también porque su grandiosa cúpula de 30 metros de diámetro se sostiene sin columnas.

Tiene preciosos mosaicos de temática religiosa (el principal es el que representa al emperador Constantino y a la emperatriz Zoe adorando a Cristo) y conserva las columnas helenísticas del Templo de Artemisa en Éfeso.
Desde su reconversión en mezquita en 2020, los mosaicos de temática cristiana se cubren con cortinajes durante las oraciones musulmanas, y se descubren de nuevo para las visitas de los turistas.
Al ser una mezquita, las mujeres deben cubrirse la cabeza y se debe entrar (hombres y mujeres) descalzo. A la entrada, verás que hay unas estanterías para dejar tus zapatos.
Mi recomendación es que visites Santa Sofía tanto de día como de noche. Durante el día está más llena de turistas, pero aún así podrás apreciar su impresionante tamaño. De noche en cambio, después del último rezo, la mezquita cambia totalmente de aspecto; hay menos gente, mucho silencio y es realmente espectacular.
Y es que, desde su reconversión en mezquita, Santa Sofía abre 24 horas y la entrada es gratuita, por lo que puede visitarla cuantas veces quieras durante tu viaje.
Mezquita Azul

Llamada en realidad Mezquita de Sultan Ahmed (en turco Sultanahmed Camii), es una de las principales mezquitas de la ciudad, y uno de los principales ejemplos de la arquitectura del Imperio Otomano.
Se construyó en el siglo XVII frente a Santa Sofía y es la única mezquita de la ciudad que tiene 6 minaretes.
Cuando se construyó, se criticó al sultán por presuntuoso, ya que la Mezquita Másyid al-Haram, en La Meca (la principal mezquita del Islam), era la única del mundo con 6 minaretes y ninguna mezquita podía igualarla; para solucionar el problema, se añadió un séptimo minarete a la Mezquita de La Meca.

Es una de las mezquitas más ricas de la ciudad. Su interior está revestido con más de 20.000 azulejos de cerámica hechos a mano, con diseños tradicionales del arte islámico, flores, frutas, árboles, etc.
Por desgracia, también estaba en obras cuando la visité, por lo que no tuve la suerte de poder ver los preciosos azulejos azules que le dan el nombre de Mezquita Azul.
Al igual que el resto de mezquitas de la ciudad, el acceso es gratuito, y las mujeres tienen que cubrirse la cabeza, los hombros y las piernas para poder entrar, por lo que a la entrada se pueden coger pañuelos y faldas de manera gratuita.
A diferencia de otras mezquitas, en la Mezquita Azul incluso los hombres tienen que cubrirse las piernas, no pueden entrar en pantalones cortos.
Hipódromo

La plaza de Sultanahmet se encuentra en el lugar que ocupaba el antiguo Hipódromo de Constantinopla que, en época de Constantino, fue el centro de la vida social de la ciudad y tenía una capacidad para 100.000 espectadores.
En el conjunto del hipódromo había varios monumentos, algunos de los cuales aún se conservan, como la Columna de las Serpientes (de la que sólo se conserva la base), que se trasladó desde el Templo de Apolo en Delfos, el Obelisco de Teodosio, tallado en granito rosa y traído desde el Templo de Karnak en Egipto, y el Obelisco de Constantino.
Cisterna Basílica

Es uno de los monumentos más curiosos de Estambul y se encuentra muy cerca de Santa Sofía. Es la más grande de las 60 cisternas que hubo en su momento en la ciudad y que se construyeron para que la ciudad pudiera ser abastecida de agua en el caso de que se destruyera el Acueducto de Valente.
Estuvo varios siglos cerrada y se abrió al público a finales de los años 80; actualmente se puede visitar caminando sobre unas pasarelas de madera que discurren entre las columnas.
Lo más interesante se encuentra al final del todo, donde hay dos columnas con base de Cabezas de Medusa, cuyo origen se desconoce. Una de las cabezas está boca abajo y la otra de lado, porque así se anulaba el poder de la mirada de Medusa, que convertía en piedra a todo aquel que la mirara.
Abre todos los días de 9.00 a 17.30 (en verano hasta las 18.30) y el precio son 20 liras. Yo fui a última hora (una hora antes de que cerrara) y pude entrar sin apenas hacer cola.
Palacio Topkapi

Es uno de los monumentos imprescindibles que hay que ver en Estambul. Se encuentra junto a Santa Sofía, entre el Cuerno de Oro y el Mar de Mármara y con unas vistas preciosas del Estrecho del Bósforo.
Se construyó en el siglo XV por orden del sultán Mehmed II y fue la residencia oficial de todos los sultanes hasta mediados del siglo XIX, cuando la trasladaron al Palacio Dolmabahçe, situado al otro lado del Estrecho. Actualmente, el Palacio Topkapi es un museo y el mayor ejemplo de la arquitectura imperial turca en Estambul.
El conjunto, de 700.000m², está formado por varios edificios (que incluyen sala de armas, cocina, establos, biblioteca, mezquita…), unidos por patios o jardines, y rodeado por parte de la antigua muralla bizantina de la ciudad.
El primero de los 4 patios es de libre acceso, hay que pasar un control de seguridad, pero no se necesita entrada. Dentro está la Iglesia de Santa Irene (la santa paz). En este patio se adquieren las entradas (si no tienes el Museum Pass) y se accede al siguiente patio, a través de la famosa Puerta de la Acogida (Bâb-üs Selâm).

Las principales estancias del conjunto son El Tesoro y el Harén.
El Tesoro guarda algunos de los objetos más valiosos del mundo, como un diamante de 88 quilates que perteneció a la madre de Napoleón, o el puñal topkapi, de oro con piedras preciosas, el arma más cara del mundo.
El Harén era la residencia privada del sultán y su familia y es una de las más ricas del conjunto, pero para visitarla hay que adquirir una entrada aparte.
Mi recomendación es que vayas a primera hora de la mañana y que contrates una visita guiada. Es uno de los principales atractivos turísticos de Estambul y se forman colas para entrar desde por la mañana. Además, tiene un tamaño muy grande y muchas estancias diferentes, por lo que, si vas sin guía, te perderás muchos detalles.
Abre todos los días (excepto los martes) de 9.00 a 17.00 (de octubre a abril) y de 9.00 a 19.00 (de abril a octubre) y el precio de la entrada son 40 liras para el palacio (incluido en el Museum Pass) y 25 liras para el Harén.

Museo arqueológico
Se encuentra junto al Palacio Topkapi y, aunque quizá no es una de las visitas imprescindibles de Estambul, merece la pena si tienes tiempo suficiente en la ciudad.
Tiene una sección de arqueología, con sarcófagos como el de Alejandro, una colección de arte oriental, con objetos otomanos, egipcios o sumerio, partes de la maravillosa Puerta de Istar de Babilonia, y una colección de cerámicas y joyas.
Abre todos los días (excepto los lunes) de 9.00 a 17.00 y su precio es de 20 liras (incluido en el Museum Pass).
Mezquita de Suleimán

Es la mezquita más grande de la ciudad y, para mí, una de las más bonitas. Se construyó por orden del sultán Suleimán el Magnífico a mediados del siglo XVI con 4 minaretes y un interior decorado con azulejos.
La mezquita formaba parte de un complejo que incluía un hospital, varias escuelas, un hammam y una cocina pública para los pobres. Además, está rodeada por unos jardines desde los que se disfruta de muy buenas vistas del Cuerno de Oro.
En el jardín de la mezquita hay dos mausoleos; en ellos se encuentran enterrados varios sultanes (entre ellos Suleimán el Magnífico), con sus mujeres e hijas, así como el arquitecto que diseñó la mezquita.
Como todas las mezquitas de la ciudad, la entrada es gratuita, y es necesario que las mujeres se cubran cabeza, piernas y hombros. Abre todos los días de 9.30 a 16.00 (pero cierra los viernes a las horas de oración), y las paradas más cercanas son: de tranvía Eminönü y de metro Vezneciler.
Gran Bazar

Desde la mezquita de Suleimán se puede ir caminando hasta el Gran Bazar, uno de los lugares que hay que ver en Estambul.
Es uno de los bazares más grandes del mundo, tiene 22 puertas, casi 60 calles, y 4.000 tiendas, en las que se venden joyas, lámparas, productos de piel, especias, alfombras… Se organizan de manera gremial, en calles que llevan el nombre del gremio.
Aquí, como en el Zoco de Marrakech, se tiene que regatear, pero es el único lugar de Estambul en el que está bien visto.
Si lo que buscas es comprar ropa y calzado de imitación, en la salida del Gran Bazar de la parada de tranvía Beyazit, encontraréis toda una serie de puestos con productos de imitación de muy buena calidad. No olvidemos que gran parte de la ropa que compramos en España está fabricada en Turquía…
Bazar Egipcio o Bazar de las Especias

El Bazar de las Especias tiene un tamaño mucho más pequeño que el Gran Bazar, con 88 tiendas, y una planta en forma de L. Es el lugar perfecto para comprar productos típicos de Turquía como especias, tés, dulces, jabones, frutos secos… de muy buena calidad.
Es uno de los bazares más antiguos de la ciudad y se encuentra en Eminönü, enfrente de la parada de tranvía y del Puente Gálata. También está muy cerca de la Mezquita Nueva, que no pude visitar porque estaba cerrada por obras.
Abre de lunes a sábado de 9.00 a 19.00 y aquí los precios son fijos, no se puede regatear. Detrás del Bazar Egipcio, hay tiendas donde compran los turcos y son más baratas que el Gran Bazar; son perfectas para comprar electrónica o productos de imitación.
Como recomendación, al lado del Bazar Egipcio, se encuentra el Restaurante Hamdi, que tiene varias plantas y una terraza en la parte superior. En él, aparte de probar una riquísima comida turca a buen precio, se pueden disfrutar de las vistas estupendas de la ciudad.
Puente Gálata

El Puente Gálata es quizá el más famoso de todos los que cruzan el Estrecho del Bósforo. Conecta la zona europea antigua de Estambul con la nueva, desde la parada de tranvía de Eminönü hasta la de Karaköy.
Por él cruzan cada día tranvías, vehículos y personas y es un lugar perfecto para comer o cenar. En el nivel inferior del puente hay varios restaurantes y cafeterías que ofrecen pescado fresco y otros platos típicos turcos.
Es un lugar en el que los turcos disfrutan de la pesca y de las vistas de ambas orillas del Cuerno de Oro. Por si esto fuera poco, desde aquí se puede ver un precioso atardecer sobre el Estrecho del Bósforo. ¿Te lo vas a perder?
Pierre Loti
Bajo este nombre se encuentra una cafetería, situada en Eyüp, algo lejos de las principales zonas turísticas de Estambul. Está construido sobre una colina y desde aquí se disfruta de una de las mejores vistas de la ciudad de Estambul y del Cuerno de Oro.
No es fácil llegar hasta allí, ya que está bastante alejado: Tendrás que ir en taxi o autobús hasta la estación de telecabina Eyüp Teleferik. Desde allí subes en teleférico y caminas el último tramo.
Yo por desgracia no tuve tiempo suficiente de visitarlo en mi viaje a Estambul, pero si tienes tiempo, ¡no dudes en visitarlo!
Iglesia de San Salvador de Chora

Esta iglesia es uno de los mejores ejemplos de iglesia bizantina de Estambul. Se encuentra un poco alejada del centro, pero se puede acceder fácilmente con el autobús 39B o 39Y desde la parada del metro Vezneciler.
Fue originalmente una iglesia bizantina, más tarde se transformó en mezquita tras la conquista de Constantinopla, y actualmente es un museo.
Es un edificio de pequeño tamaño, pero su principal riqueza está en su interior, donde se conservan bellísimos frescos y mosaicos de temática bíblica.
Barrio de Fener-Balat

Desde hace unos años Balat es uno de los barrios de moda de Estambul, en el que destacan sus casas otomanas con fachadas de colores, sus estrechas callejuelas, sus cafeterías con encanto, sus tiendas de ropa vintage.
Durante siglos, los habitantes de Balat pertenecían a la comunidad judía, griega y armenia. Poco a poco, fueron abandonando el barrio, que se convirtió en una zona decadente a la que ni turistas ni prácticamente residentes se atrevían a acercarse. Los palacios e iglesias fueron perdiendo su esplendor y muchos acabaron en ruinas…
Los nuevos habitantes del barrio fueron turcos emigrados de otras zonas del país, que transformaron Fener y Balat en barrios de clase obrera y mayoría musulmana.
Pero en los últimos años, y gracias a la Unesco, se ha llevado a cabo un ambicioso proyecto para frenar su decadencia y rehabilitar la zona, devolviéndole el esplendor y en la actualidad es un lugar que no te debes perder en tu viaje.
Si quieres conocer a fondo este barrio, no te pierdas mi post con todo lo que ver y hacer en Balat.
Si quieres saber todo lo que ver al otro lado del Cuerno de Oro, no te pierdas este post: qué ver en la zona europea nueva de Estambul.
¡Es una preciosidad! Turquía estaba entre nuestras opciones para este año, pero al final nos decidimos por Rusia.
¡Ojalá podamo ir pronto! Estoy segura de que estos post nos serán muy útiles.