Segundo año de pandemia y segundo año de viajar diferente. Más lento. Más cerca. Y sobre todo más improvisado.
Debo ser de las pocas personas que este año no se ha ido a México, a Nueva York, a Canarias o a Alsacia. Pero no por ello he dejado de disfrutar de viajes increíbles y de descubrir lugares nuevos…
El 2021 empezó como todos los años, en casa y sin viajes en mente. Y es que 2020 nos enseñó que no siempre las cosas salen como queremos y lo de tener que cancelar viajes se convirtió en algo (demasiado) común…
Qué encontrarás en este post
PRIMEROS MESES DEL AÑO
Normalmente no suelo viajar en los primeros meses del año, así que estoy acostumbrada a pasar los inviernos en Madrid. 2021 nos trajo además un Madrid cubierto de blanco y es que la borrasca Filomena nos hizo estrenar el nuevo año con una intensa nevada.

Hacía años que no veía una nevada así, aunque no me puedo olvidar de las que vi en lugares como Quebec, Bérgamo o Budapest. Lo bonitas que son las ciudades nevadas y lo incómodas que son para visitar…
En Madrid aproveché para hacer todas esas cosas que vas dejando pasar porque “Ya iré, de ahí no se va a mover”… Probé nuevos restaurantes y bares y añadí nuevas tiendas a mi lista de favoritos.
Visité museos y exposiciones (algo que no hago tan a menudo como me gustaría…). Y descubrí sitios curiosos y casi desconocidos que compartí con vosotros en el blog.

VUELVEN LOS VIAJES
En Abril tenía planificado un road trip por Navarra, pero las restricciones impuestas para Semana Santa hicieron que tuviera que quedarme en casa. Y la gente en México… Totalmente incomprensible.
En Mayo llegó mi primer viaje del año. No me fui lejos, el lugar elegido fue la isla de Mallorca, y lo disfruté como si me hubiera ido un mes a las antípodas.

Cinco días recorriendo la isla de la calma con mi amiga mallorquina me recordaron lo mucho que me gusta viajar, ya sea a 4.000 o a 400 kilómetros de casa.
Ya había visitado Mallorca antes, pero este viaje fue diferente. Sin apenas turistas (y con un tiempo primaveral estupendo), visitamos Palma y la Sierra de Tramontana, alucinamos con las aguas turquesas de sus playas y visitamos lugares menos turísticos, como Biniagual o las Cuevas de Artá.

En Junio me escapé de Madrid para pasar un día en la villa medieval de Pedraza. Ubicada en la provincia de Segovia, Pedraza está considerada como uno de Los Pueblos más bonitos de España y es, sin duda, uno de los pueblos con más encanto de la provincia.
Esta villa medieval amurallada, de apenas 300 habitantes, se encuentra a más de 1.000 metros de altura. Desde sus orígenes ha sido un bastión casi inexpugnable, ya que se levantó en un lugar estratégico dentro de la provincia.

Y LLEGÓ EL VERANO
Poco después, a mediados de Julio, me fui una semana a Vilanova i la Geltrú, un lugar que visito cada año y desde el que me escapo a sitios como Sitges o Barcelona.
Vilanova no es una ciudad muy turística, pero siempre hay algo nuevo que explorar. Playas, museos, una de las ramblas más largas de Catalunya, preciosos edificios modernistas y la Plaça de la Vila, donde Shakira rodó el famoso anuncio de Costa Cruceros (benvenuti alla felicità al quadrato).

Y tras un largo verano trabajando en Madrid, a finales de agosto por fin volví a salir de España, aunque fuera en coche y sin tener que parar en una frontera…
Ocho días de slow travel en el Algarve, una preciosa zona del sur de Portugal que aún no conocía (y de la que aún tengo pendiente contar muchas cosas en el blog…).

Las ciudades de Lagos y Olhao nos sirvieron como base de operaciones, pero sin duda la joya del Algarve es la preciosa Tavira. Aunque obviamente no fuimos hasta allí sólo para visitar ciudades….
En el Algarve nos bañamos en playas de agua helada rodeadas de acantilados y en playas de aguas turquesas que nada tienen que envidiar al Caribe. Comimos pescado y marisco, bebimos cerveza Sagres y, por unos días, nos olvidamos de la maldita pandemia (aunque sólo un poco…).

Apenas dos semanas después me escapaba de nuevo y a mediados de septiembre ponía rumbo a uno de mis países favoritos, Italia. Después de haber visitado diversas zonas del país en los años anteriores (Roma, Florencia, Milán, Cinque Terre…), volví por tercera vez a Venecia.
Pero además de visitar la Serenísima, tuve tiempo de volver a la preciosa Verona y de visitar las islas de Burano y Murano, que me conquistaron.

En Venecia estuvimos 3 días completos y aún así nos faltó tiempo para ver todo lo que queríamos… Recorrimos sus 5 sestieri, caminamos más que en ningún viaje y comimos mucha pasta, mucha pizza y mucho gelato.
De nuevo nos olvidamos temporalmente de la pandemia y disfrutamos muchísimo de los placeres de viajar. Sobre todo a Italia, uno de los países a los que más me gusta volver…

Volver a Verona fue una auténtica maravilla. La primera vez que la visité fue en invierno, con frío, lluvia y apenas unas horas para conocer la preciosa ciudad de Romeo y Julieta.
Esta vez pude disfrutar de ella con sol y con calor, probé una pasta maravillosa y fui testigo de uno de los atardeceres más bonitos que he visto hasta ahora. Esta segunda visita sirvió para confirmar por qué Verona es una de mis ciudades favoritas de Italia.

Y si volver a Venecia y Verona fue un placer, descubrir Burano y Murano fue una fantástica sorpresa. Después de 2 viajes a Venecia tenía claro que no iba a volver a irme sin visitar las 2 islas más famosas de la laguna.
Burano se convirtió desde el minuto 1 en mi favorita, con sus casas de colores, sus canales y su ambiente a primera hora del día, con sus habitantes tendiendo la ropa, limpiando las calles y abriendo las tiendas.

Octubre llegó con un cambio de trabajo, algo que llevaba tiempo buscando y que me hizo afrontar el último trimestre del año de lo más optimista.
Sin embargo, las cosas no siempre salen como uno espera… Y menos desde que la pandemia llegó a nuestras vidas a principios de 2020…
VUELVEN LOS CONTAGIOS Y LAS RESTRICCIONES
Para el Puente de Diciembre ya tenía una escapada preparada: volvería a Alemania, esta vez a descubrir la zona de Baviera (de la que sólo conozco Munich) y a Austria, para volver a visitar Salzburgo. Por supuesto, todo ello aderezado con mercadillos navideños y glühwein.

Pero no pudo ser. Una nueva variante. Nuevas restricciones en Alemania. Un confinamiento en Austria… ¿Y ahora qué hacemos? A una semana del viaje aún estábamos buscando vuelos y ofertas a diario, intentando encontrar algo que nos encajara…
República Checa, San Francisco, Jordania, Islandia, Turquía, Nueva York, Israel, Italia… fueron algunos de los destinos que contemplamos. Pero nos resistíamos a comprar nuevos vuelos y arriesgarnos a perderlos de nuevo. O peor, que pudiéramos viajar pero acabáramos confinadas en otro país, lejos de casa…

Así que, a día 1 de diciembre, compramos los billetes para irnos a pasar el puente a Barcelona. Durante casi 7 días pateamos la ciudad condal visitando lugares nuevos y nos fuimos a redescubrir Girona (una ciudad que me parece preciosa y que creo que es una gran desconocida fuera de Catalunya), y a conocer Vic y Mura.

Visitamos mercadillos navideños (muy concurridos), comimos (mucho), pasamos frío (demasiado), nos reímos (hasta que se nos saltaron las lágrimas) y disfrutamos muchísimo del último viaje del año.
Barcelona es mi ciudad natal y, aunque llevo muchos años viviendo lejos, intento volver a visitarla siempre que puedo. Adoro esa combinación de edificios modernistas y góticos, de arquitectura contemporánea y tradicional, el hecho de que tenga playa y montaña… Sin duda, Barcelona es mi ciudad favorita de España.

Y es que, aunque me muero de ganas de conocer nuevos destinos y de volver a experimentar un choque cultural, a veces nos olvidamos de que los buenos viajes también pueden estar a apenas 600 kilómetros de casa.

¿Y EL BLOG?
Pese a que el año pasado los blogs de viajes nos llevamos un buen batacazo debido a la pandemia, conseguí terminar 2020 con un 27% más de visitas que el año anterior. Nada mal considerando que prácticamente no pudimos movernos de casa…
Este año la tendencia continúa y terminaré 2021 con un 35% más de visitas. Mi objetivo para este año que llega es seguir profesionalizando el blog y darle más caña a las redes sociales, que últimamente las tengo muy abandonadas…
En estos últimos 12 meses he publicado 24 posts (menos de los que me hubiera gustado) con información sobre 8 países y aún tengo pendiente contarte cosas sobre varios destinos más. Y confío en que estés detrás de la pantalla otros 12 meses más para leerlas…
Espero que 2022 venga cargado de salud, de felicidad, de amor ¡y de viajes! Que el covid-19 no nos quite las ganas de seguir explorando el mundo. Con un par de los miles de viajes que tengo en mente, la verdad es que me conformo.
Y tú ¿qué le pides al 2022?